EL EJERCITO DE LOS INCAS

Guerrero del Tahuantinsuyo. Dibujo: Juan Carlos Silva


Por: Raúl Porras Barrenechea

El ejército del Imperio Inca, por su organización y disciplina, fue uno de los más poderosos de la historia universal. Los soldados estaban preparados para expediciones lejanas, y lo más frecuente era su retorno victorioso para celebrar en el Cusco los triunfos guerreros.

En los días de apresto bélico, el ejército llevando delante de sí el Suntur Paucar y la capacunancha con sus plumerías irisadas, iba rodeando el anda del Inca al son de las caxas, pincujillos, wallayquipus o caracoles, antaras y pututos, en un bullicio ensordecedor que hacía caer aturdidas a las aves del cielo. Los soldados aclamaban al Inca y entonaban sus Hayllis de guerra. Antes de emprender la jornada los sacerdotes hacían los sacrificios y alzaban su plegaria al Hacedor: "¡Oh sol, padre mío que dixiste haya cuzco y tambos, y sean estos tus hijos, los vencedores y los despojadores de toda la tierra; que ellos sean siempre mozos y jóvenes y alcanzen siempre victoria de sus enemigos!". El día del triunfo del Inca vencedor de los Chancas o de los Collas, llegaba anunciado por el ruido de su ejército y pasaba por la calle que llevaba al Coricancha, pisando los despojos y las armas de sus enemigos. Hombres y mujeres delirantes entonaban a su paso el haylli y loa de la batalla.

El triunfo de los Incas en todas sus campañas se debió, sin duda, a la superioridad de su organización política y social y al mayor adelanto de su técnica militar. Fue el champi o maza, con la punta de bronce, aleación que sólo los Incas conocieron en América, el más poderoso resorte o la verdadera arma secreta de las victorias incaicas. Pero lo fue también, principalmente, su moral heroica, su capacidad para la lucha y el sufrimiento y su confianza en sí mismos que es el mejor acicate del heroísmo.