ATAHUALPA

El Inca Atahualpa

Atahualpa fue hijo de Huayna Cápac y Tocto Coca, nieta del Inca Pachacútec. Nació en el Cusco, pero desde niño residió en Tumibamba y Quito acompañando a su padre en las campañas del norte. Siendo joven mostró valentía , inteligencia y carisma, por lo que se convirtió en uno de los hijos predilectos del Sapa Inca; muy querido, además, por la nobleza norteña y los principales generales de la región.

Cuando murieron el emperador Huayna Cápac y su sucesor Ninan Coyuchi (1528) el Willac Umu, gran sacerdote del Sol, entregó la mascaypacha roja a Huáscar, considerando que era hijo de Coya o mujer principal. Atahualpa aceptó tal decisión, y sólo pidió ser designado como Inca Rantin, es decir su representante en Tumibamba.

Se sabe que había sectores de la nobleza muy descontentos por el nombramiento de Huáscar, considerando que no tenía méritos suficientes y temiendo sus planes reformistas que perjudicarían los privilegios de las panacas (ayllus reales). En 1529, el Sapa Inca descubrió la conspiración de su hermano Cusi Atauchi, a quien dio cruel muerte junto a varios de sus complices. Los nobles ejecutados eran prestigiosos miembros de la saya Hanan Cusco, bando que se distanció del Inca y siguió conspirando, promoviendo una rebelión que derrocara a Huáscar.

Huáscar, buscando afirmar su poder y eliminar a sus potenciales rivales, exigió la presencia de todos sus hermanos paternos en el Cusco con el pretexto de la llegada de la mallqui (momia) de Huayna Cápac a la capital imperial. Los orejones, mitimaes, curacas y generales de Tumibamba y Quito aconsejaron a Atahualpa no asistir, pues su vida corría peligro en el Cusco. Entonces Atahualpa envío dos delegaciones justificando su ausencia y jurando obediencia al Sapa Inca, sin embargo éste asesinó a unos y torturó a otros, acusándolos de ser parte de una rebelión que se preparaba en el norte del imperio.

La nobleza incaica de Quito y Tumibamba convenció a Atahualpa que la única salida era la guerra total contra Huáscar. Se preparó un gran ejército dirigido por los generales Quisquis, Calcuchímac y Rumiñahui, y se realizó una gran ceremonia para colocarle una mascaypacha roja reconociéndolo como nuevo soberano del Tahuantinsuyo. La guerra estaba declarada y traería funestas consecuencias para el Imperio de los Incas.

Después de algunas derrotas iniciales, los ejercitos atahualpistas comenzaron su incontenible avance rumbo al Cusco, dirigidos por Quisquis y Calcuchímac. La batalla decisiva se realizó en el paraje de Chontascaxas (Apurímac, Perú) donde los quiteños lograron tomar prisionero al Sapa Inca. Las tropas vencedoras entraron al Cusco y dieron cruel muerte a muchos familiares de Huáscar, principalmente a los miembros de la panaca Cápac Ayllu (descendientes de Túpac Yupanqui) a la que pertenecía el Sapa Inca derrotado. Éste fue torturado y obligado a presenciar los horrendos crímenes, para luego ser llevado semidesnudo rumbo a Cajamarca, donde lo esperaba Atahualpa.

Atahualpa, desde sus aposentos en la llaqta de Cajamarca, celebraba los contundentes triunfos de sus tropas en el sur. Considerándose invencible, aquellos días de noviembre de 1532, permitió que unos extranjeros barbudos, llegados por Tumbes, ingresaran a la sierra norte y se entrevistaran con él: eran los españoles. En los Baños de Pultumarca, fue el primer encuentro entre hispanos y el nuevo Inca. Hernando Pizarro convenció a Atahualpa para asistir a una comida y entrevista con su hermano Francisco Pizarro, prometiendo devolver los bienes que habían tomado sin autorización.

El 16 de noviembre de 1532 el nuevo Sapa Inca asistió a la plaza de Cajamarca acompañado por un impresionante cortejo de 6 mil personas, pero sólo con 200 guerreros con porras y sogas para matar a los barbudos que insolentemente se hacían pasar por enviados del dios Wiracocha y partidarios de Huáscar. Al atardecer de aquel día, en la plaza, el sacerdote español Vicente Valverde le exigió al Inca su conversión a la religión católica y sus sometimiento a la autoridad del Rey de España. Atahualpa rechazó aquel "requerimiento", por lo que las fuerzas invasoras atacaron sorpresivamente con armas de fuego, caballos y espadas. Ocurrió una horrenda masacre que ocasionó al menos 3000 muertos, en medio de la cual el Sapa Inca fue secuestrado y llevado al Amaruhuasi, donde soportaría un cautiverio de ocho meses.

Al conocer la avidez de los extranjeros por los metales preciosos, el Sapa Inca Atahualpa ofreció un fabuloso rescate de un cuarto lleno de oro y dos de plata, por su vida y libertad. Muchas llaqtas (ciudades), templos y palacios del Tahuantinsuyo fueron dilapidados para cumplir con el acuerdo; sin embargo los españoles se repartieron el botín y prepararon la muerte del Inca. Las instigaciones de Diego de Almagro, el indio Felipillo y el cura Vicente Valverde consiguieron la sentencia de muerte para el Sapa Inca. Los cargos contra él no consideraron los usos y costumbres andinos; en realidad fueron pretextos para eliminarlo rápidamente.

Fue el 26 de julio de 1533, en la Plaza de Cajamarca, cuando Atahualpa fue preparado para la hoguera. Antes de consumarse la condena, el Sapa Inca aceptó bautizarse para que le cambien la pena. El frayle Vicente Valverde lo bautizó en el acto con el nombre de Francisco, en honor a su padrino, el jefe de los invasores. Luego de la ceremonia el Inca fue estrangulado y su cuerpo enterrado en la capilla de Cajamarca. Poco después los indios atahualpistas se llevaron sus restos a un lugar hasta hoy desconocido.

HUÁSCAR

El Inca Huáscar

Cuando en 1528 se supo en el Cusco de las muertes del emperador Huayna Cápac y el príncipe Ninan Coyuchi, el Willac Umu, máximo sacerdote del Imperio, colocó la mascaypacha roja a Topa Cusi Huallpa, llamado también: Huáscar. El joven inca era hijo de Huayna Cápac y Raura Ocllo, nació en Huascarpata, al sur del Cusco y tenía experiencia administrativa por haber ejercido como Inca Rantin de su padre, mientras éste residía en Tumibamba.


A pocos meses de asumir el gobierno, Huáscar descubrió una vasta conspiración, donde estaban implicados varios de sus hermanos que querían encumbrar al Cusi Atauchi, muy estimado en el Cusco. La furia del Sapa Inca fue implacable, mandó degollar a todos los conjurados entre los que se encontraban orejones de importantes panacas (clanes), principalmente de la saya Hanan Cusco. Para sentirse seguro, Huáscar se alejó de la nobleza cusqueña y se rodeó de nobles advenedizos, lo que ofendió gravemente el orgullo de los cusqueños.

La situación se agravó cuando anunció que enterraría las mallquis o momias de los incas y confiscaría las ricas propiedades de las panacas. El ambiente de descontento incrementaba la posibilidad de una rebelión; Huascar tenía muchos hermanos en diversas regiones y algunos eran sospechosos de haber apoyado a Cusi Atauchi o de preparar una nueva sublevación. Para eliminar a los hermanos rivales Huáscar los convocó a la capital para la gran ceremonia de recepción de la mallqui o momia de su padre Huayna Cápac, que llegaba desde Quito.

El auqui o príncipe Atahualpa, por consejo de nobles y generales de Tumibamaba no viajó al Cusco, sólo envió una delegación con el argumento que estaba en campaña contra ciertas tribus rebeldes del extremo norte. Huáscar humilló y dio muerte a la embajada de Atahualpa ordenando su inmediata presencia en el Cusco. Nuevamente su hermano envió una grupo de nobles con regalos y mensajes de sometimiento a su autoridad; el Inca enfurecido los mató y envió ropas y aromas femeninos para Atahualpa, esto significaba su sentencia de muerte. El cronista Juan de Betanzos cuenta que Huáscar prometió ejecutar a su hermano por conspirador y exigió que se le considere de la saya Hurin Cusco y nunca más de Hanan Cusco, bando que apoyó a Cusi Atauchi y ahora a Atahualpa.

Atahualpa era medio hermano de Huáscar, y uno de los hijos predilectos de Huayna Cápac. Desde niño vivió en Quito y Tumibamba, por lo que era muy apreciado por los orejones del norte, los grandes generales y los señores cayambis y caranquis del Ecuador. Precisamente, fueron sus parientes y partidarios quienes le aconsejaron no viajar al Cusco y más bien prepararse para la guerra y la toma del poder.

Una vez declarada la guerra Huáscar envió al general Átoc quien avanzó rápidamente al norte y ganó la batalla de Mocha , pero fue derrotado, capturado y decapitado en Ambato. Su cráneo fue revestido de oro y utilizado como vaso trofeo por Atahualpa. El Sapa Inca envió un nuevo ejército encabezado por Huanca Auqui quien fue derrotado en Tumibamba y Mullituro. El príncipe rebelde, Atahualpa, contaba con decenas de miles de soldados veteranos de las campañas del norte y con experimentados generales que le permitieron avanzar hasta Huamachuco. Desde allí envió a Quisquis y Calcuchimac para la campaña final en el centro y sur con el objetivo de destruir a los huascaristas y tomar el Cusco.

Ante la grave emergencia el mismo Huáscar dirigió sus tropas y logró victorias como las de Tahuaray y Cotabambas, sin embargo perdió la decisiva batalla de Chontacaxas; más aún, fue tumbado de su litera y tomado prisionero por el bravo general Quisquis. Los vencedores ingresaron al Cusco y dieron horrible muerte los partidarios y familiares de Huascar, incluyendo mujeres embarazadas y niños que fueron colgados desnudos y desviscerados en su presencia.

Huáscar fue humillado, torturado y llevado semidesnudo rumbo a Cajamarca, ciudad a la que no llegó, pues fue degollado en Andamarca (tierra de los lucanas, en Ayacucho) y sus restos arrojados al río Negromayo. Atahualpa, quien ya era prisionero de los españoles, ordenó su muerte, temeroso de que Pizarro lo libere y devuelva el poder.

HUAYNA CÁPAC


Huayna Cápac

Su nombre original fue Tito Cusi Huallpa. Nació en Tumibamba (Ecuador) cuando su padre, Túpac Yupanqui, estaba en campaña contra los cañaris de la región. Cuando su progenitor fue asesinado, Huayna Cápac era todavía niño y su vida corrió grave peligro por la conspiración de Chuqui Ocllo y Cápac Huari; sin embargo el noble general Huamán Achachi protegió al pequeño heredero y logró ajusticiar a los sediciosos.

Como Huayna Cápac aún no podía asumir el poder, los orejones nombraron un Inca Rantin (regente o sustituto) para que gobierne provisionalmente; este cargo de confianza recayó en Apo Huallpaya. Lamentablemente este orejón fue descubierto en una confabulación traidora, por lo que fue capturado y ejecutado por Huamán Achachi, Suyuyuc Apu del Chinchaysuyo.

Guerras de Huayna Cápac

Después de aprobar el huarachico (rito de iniciación viril), Huayna Cápac recibió la mascaypacha roja, máximo símbolo del poder incaico. Su gobierno se concentró en los esfuerzos por consolidar el dominio inca en todas las regiones del imperio. En ese sentido realizó diversas campañas para debelar las rebeliones que provocaron muchos curacas. En el Chinchaysuyo dirigió personalmente la represión a los huancas, cañaris, huancavilcas, chonos y punaeños. También aplastó la rebelión de los Chachapoyas, y en el extremo norte anexó hasta el río Ancasmayo, en tierras de los pastos de Colombia. Con esto alcanzó los máximos límites que tuvo el Tahuantinsuyo. Teniendo como base de operaciones a la llaqta de Tumibamaba, dirigió campañas contra los tallanes, tumpis, cayambes y carangues. Al enterarse de otras rebeliones en el Collasuyo envió a su general Yasca para debelarlas y hacer construir fortalezas en la frontera con los belicosos chiriguanas (guaraníes).

Obras administrativas

Este inca puso especial interés en fortalecer la presencia inca en el norte por lo que engrandeció Tumibamba y Quito, llevó mitimaes cusqueños de alto rango, y mantuvo un gran ejército en la región con sus fieles generales Quis Quis, Calcuchímac y Rumiñahui. También amplió el cápac ñan o red vial, y se preocupó por mantener con buenas reservas todas las colcas y tambos del imperio. Las crónicas le atribuyen la implantación del sistema de pinacuna o piñas, conviertiendo en “esclavos” a ciertos grupos rebeldes para enviarlos a los duros trabajos en los cocales de la selva alta.

Llegada de los españoles

En 1527, mientras residía en Tumibamba, Huayna Cápac escuchó noticias de la presencia de individuos con grandes barbas y extraños vestidos que llegaban por el mar navegando en gigantes “casas de madera” . Se trataba de los españoles que venían en el segundo viaje de Francisco Pizarro. El Inca pidió más noticias sobre ellos, pero los barbudos de pronto dejaron de ser vistos.

Muerte de Huayna Cápac

En la ciudad del Cusco ejercía como Inca Rantin su hijo Topa Cusi Huallpa (Huáscar), el que también había sido elegido como el Hatun Auqui oficial. Sin embargo cuando el Sapa Inca estaba por morir por una extraña epidemia (posiblemente viruela), cambió su decisión nombrando como nuevo sucesor a su hijo Ninan Coyuchi, quien falleció por la misma enfermedad sin haber asumido el mando. Los familiares del Sapa Inca muerto formaron el ayllu llamado Tumipampa Panaca.

TÚPAC YUPANQUI


Túpac Yupanqui

Túpac Yupanqui fue hijo de Pachacútec y Mama Anahuarque, nació en el Cusco. Después de pasar el Huarachico (rito de iniciación viril) se casó con Mama Ocllo. Desde muy joven se identificó con el ánimo expansionista de su progenitor y adquirió experiencia de guerrero y administrador, por tal razón fue designado sucesor, en reemplazo de su hermano Amaru Yupanqui. Al momento de tomar el poder, en 1471, debió tener 30 años de edad.

Siendo aún auqui (príncipe) se distinguió por sus exitosas campañas militares que lo llevaron a la anexión de diversos reinos y señoríos como Huarco (de Cañete), Ishma (de Lurín y Rímac), Colliq (del Chillón) siendo su más famosa conquista, la del Imperio Chimú, integrando al Tahuantinsuyo toda la costa norte del Perú. Su espíritu emprendedor lo llevó a incursionar en las tierras de los Chachapoyas (Selva Norte), Cañaris y Cayambis (en Ecuador), y a realizar un gran viaje marítimo a las islas de Ahuachumbi y Ninachumbi (en la Polinesia). Esta expedición duró nueve meses para luego retornar al Cusco donde lo esperaba el anciano Inca Pachacútec.

Ya en el gobierno , Túpac Yupanqui continuó la obra de su padre, expandiendo y consolidando el imperio incaico Emprendió la conquista del Antisuyo (Selva Alta o Rupa Rupa) acompañado de sus generales Otorongo Achachi y Chalco Yupanqui, logrando anexar extensas áreas ideales para el cultivo de coca y el aprovisionamiento de hierbas medicinales, plumas de aves exóticas y abundante madera.

Derrotó la gran rebelión de los collas del Altiplano y consolidó el dominio inca en la región de charcas. Avanzó más al sur y extendió el Collasuyo, conquistando a los tucumanes, huarpes, cuyos, diaguitas y atacamas de los actuales países de Argentina y Chile. Estableció los límites meridionales del Imperio en el río Maule sin dedicar mucho esfuerzo en someter a los araucanos.

Este Sapa Inca también continuó la construcción de llaqtas, colcas, pucaras, callancas, tambos y la ampliación del Capac Ñan. El nuevo orden impuesto por los incas provocaban el descontento y rebelión de muchos curacas o señores regionales, Túpac Yupanqui fue duro en la represión matando muchos sublevados y trasladando a otros como mitimaes. La tradición incaica le atribuye la implantación del sistema de yanaconas, prisioneros de guerra que en lugar de ser ejecutados, eran llevados como personal de servicio perpetuo para la nobleza y el estado.

Túpac Yupanqui, el conquistador más grande de la historia inca, murió en 1493, envenenado en una conspiración que buscaba el ascenso de Cápac Huari, hijo de una esposa secundaria llamada Chuqui Ocllo. Los conjurados fueron descubiertos y ajusticiados por los leales a Huayna Cápac, el verdadero Hatun Auqui designado por su padre. Los descendientes del inca fallecido formaron una de las más prestigiosas y poderosas panacas: Cápac Ayllu.

PACHACÚTEC

El Inca Pachacútec

Pachacútec fue hijo del Inca Wiracocha y de la Coya Mama Runtu, quienes lo llamaron Cusi Yupanqui. Nació en el Cusco hacia el año 1410. Desde muy joven mostró aptitudes para el gobierno y las conquistas; sin embargo, fue relegado injustamente en beneficio de Urco, un príncipe sin méritos suficientes.


Cuando los chancas invadieron el Cusco en 1438, Wiracocha y Urco huyeron vergonzosamente, entonces Cusi Yupanqui asumió el liderazgo para la defensa de la ciudad. Apoyado por los generales Vicaquirao y Apo Maita organizó la resistencia. Los atacantes llegaban liderados por Astoy Huaraca y Tumay Huaraca, tenían fama de invencibles y contaban con el apoyo de los ayarmacas . Los cusqueños apoyados por los canas lograron contenerlos con sangrientos choques en la mismas puertas de la ciudad. Entusiasmados por el arrojo de Cusi Yupanqui miles de hombres y mujeres regresaron para combatir e hicieron retroceder a los invasores. La batalla final se dio cerca al río Apurímac, en la llanura de Ichupampa. Los Incas vencieron categóricamente cuando Cusi Yupanqui logró decapitar a rey Astoy Huaraca. Miles de chancas y cusqueños murieron en aquel campo que en adelente fue nombrado Yawarpampa ("llanura de sangre").

Después de invadir el país de los chancas, Cusi Yupanqui regresó al Cusco con muchos prisioneros, un rico botín y lleno de gloria. Fue aclamado y encumbrado como nuevo Sapa Inca con el nombre de Pachacútec, el "Transformador de la Tierra". Urco se sublevó reclamando el poder pero fue derrotado por Pachacútec en la Batalla de Paca (río Tambo) y arrojado a un barranco. El viejo Wiracocha, resignado, pidió perdón al vencedor y lo reconoció como el nuevo soberano.

Pachacútec fue el fundador del Imperio de los Incas. Después de someter a los chancas emprendió varias campañas para conquistar y anexar reinos y señoríos que poseían fértiles tierras de cultívo y pobladores capaces de tributar fuerza de trabajo para los cusqueños. Emprendió la tarea de someter a sus fuertes vecinos, los ayarmacas; lo consiguió logrando vencer y capturar a su rey Tocay Capac.

Luego derrotó a los tambos de Urubamba avanzando hacia las tierras de Piccho, Vitcos y Vilcabamba donde mandó construir algunas llaqtas de defensa y refugio para casos de emergencia. Obedeciendo su vocación expansionista anexó a los Soras y Lucanas de Ayacucho y envió a su hermano Capac Yupanqui a la conquista de los Chincha, Huarco, Ishma, Yauyos, Huancas, Taramas, Pumpus, Conchucos y Cuismancus.

Mientras tanto él sometió a los collas del Lago Titicaca para luego dirigirse a Condesuyos donde conquistó todos lo señoríos de Arequipa. Envió a su hijo Amaru Yupanqui a la conquista de los charcas y más tarde a Túpac Yupanqui a los reinos Yarowilca y Chimú. Todas estas campañas fueron duras pero victoriosas para los incas que se convirtieron en los nuevos amos del mundo andino. El Transformador del Mundo, Pachacútec, también tuvo una gran labor administrativa. El nuevo papel de los incas en el espacio andino generó nuevas necesidades y tareas que fueron afrontadas con eficacia. El Sapan Inca emprendió la reconstrucción del Cusco; un nuevo plano, cuyo contornos forman un puma sagrado, sirvió de base para el engrandecimiento de la llaqta, empleando miles de mitayos (trabajadores por turnos) provenientes de las naciones sometidas, principalmente aymaras, expertos en construcciones petreas. Puso especial interés en la construcción del majestuoso Coricancha, templo dios Sol, donde antes estaba el viejo Inticancha. Para el dios Wiracocha edificó el Quishuarcancha y para Illapa, Sacsayhuamán. También mandó construir el acllahuasi (casa de las escogidas), el poquencancha (museo histórico) y el Sancayhuasi (prisión) y fuera del Cusco ordenó la construcción de llaqtas (centros administrativos) al servicio del Imperio como Ollantaytambo, Machupicchu, Vilcashuamán, Huaytará, Tambo Colorado y Huánucopampa.

Se le atribuye a Pachacútec la implantación del sistema de mitmak o mitimaes (pueblos trasladados) con fines de colonización de las zonas conquistadas. Estableció la confiscación de tierras “para el sol” y “para el inca”, mandó construir canales de regadío, andenes (terrazas agrícolas) y colcas (depósitos o despensas estatales) en todas las regiones del imperio.

Conectó todas las llaqtas (ciudades) construyendo y ampliando el Capac Ñan ( red vial) y en sus tramos se edificaron tambos (aposentos) donde descansaban y se aprovisionaban los funcionarios o servidores imperiales. El servicio de chasquis (mensajeros) y el entrenamiento de quipucamayoc (contadores) contribuyeron a acelerar las comunicaciones y guardarlas con fines estatales. Asimismo, dividió el Imperio en cuatro suyos (regiones), y a estos en huamanis (provincias).

Estableció una red de funcionarios leales al Sapan Inca: Suyuyuc Apu, para las regiones; Apunchic, para las provincias; Tucuy Ricoc, para supervigilar la labor de los curacas en sus ayllus o comunidades. Priorizó el culto al Sol y ordenó la edificación de muchos templos en su honor, asimismo aseguró tierras y mitayos (trabajadores por turnos) para el sostén de los tarpuntaes y vilcas (sacerdotes). Complementó su labor integradora al establecer el uso del Quechua o Runa Simi como lengua oficial del Tahuantinsuyo.

Estando viejo Pachacutec nombró como Hatun Auqui (príncipe sucesor) a Amaru Yupanqui, decisión que revocó para designar definitivamente a Túpac Yupanqui, por haber mostrado mejores dotes de conquistador y líder.Este gobernante, que hizo honor a su nombre al renovar el mundo andino, murió bastante anciano, en 1471. Su mallqui (momia) fue cuidada y venerada por su poderosa Panaca llamada: Hatun Ayllu.

HUIRACOCHA

Huiracocha

Durante la gran rebelión de los cuntis murieron Yahuar Huaca y muchos de sus hijos. Ante esta situación el consejo de los orejones eligió a Jatun Topac, quien asumió el gobierno con el nombre de Huiracocha.

El nuevo Inca tuvo como Coya (mujer principal) a Mama Runtu quien le dio dos hijos: Cusi Yupanqui (Pachacútec) y Cápac Yupanqui; sin embargo su favorita era Curi Chulpi, la misma que ínfluyó para que su hijo Urco sea designado como Hatun Auqui (príncipe sucesor).

Huiracocha anexó las fértiles tierras de Yucay y Calca donde mandó construir un hermoso palacio de descanso. En el Cusco también dirigió la edificación de nuevos aposentos, impulsó la agricultura y la producción textil. Estableció que los nobles incas utilisen vestidos con tocapus (adornos geométricos) como símbolo de prestigio. Cuando conquistó al señorío de los Canchis mandó construir un gran templo para el dios Huiracocha, en Cacha, al sur del Cusco.

Si bien es cierto los incas se consolidaron como un reino local sometiendo a pequeños señoríos de la cuenca del Urubamba, otros reinos como los collas, los lupacas y los chancas se expandían peligrosamente. Hábilmente hizo amistad y alianza con Cari, rey de los Lupacas, lo que sirvió para contener el expansionismo de los collas.

El año 1438, los chancas cruzaron el río Apurímac atacaron el Cusco sorpresivamente. El Sapa Inca y su hijo Inca Urco huyeron hacia Calca. Cuando la deseperación cundía, el valeroso príncipe Cusi Yupanqui asumió el liderazgo y organizó la defensa de la ciudad. La lucha fue encarnizada, pero los cusqueños lograron contenerlos en las alturas de Carmenca y derrotarlos definitivamente en la famosa batalla de Ichupamapa (Yawarpampa). El pueblo cusqueño recibió victorioso a Cusi Yupanqui, quien lleno de gloria asumió el poder con el nombre de Pachacútec.

Cuando Urco le hizo guerra a su hermano para capturar el poder, el anciano Huiracocha lo apoyó; sin embargo Pachacútec logró imponerse y dar muerte al príncipe rebelde. Años más tarde murió Wiracocha dejando a su descendencia agrupada en el ayllu Sucsu Panaca.

YAHUAR HUACA

El Inca Yahuar Huaca

Su nombre original fue Titu Cusi Huallpa. Yahuar Huaca ("el que llora sangre") hace alusión a una conjuntivitis aguda que padeció cuando era niño. Durante su breve reinado envió algunas expediciones al mando de su hermano Vicaquirao que logró anexar algunas pueblos de los vichos y cuntis. Con los ayarmacas no tuvo guerras gracias a su matrimonio con Mama Chiquia, princesa de ese reino. Sin embargo, su reinado fue sacudido por la rebelion de los huallacanes quienes llegaron a matar en una emboscada a Paguac Huallpa, el príncipe sucesor de los cusqueños. La venganza del Inca fue terrible; destruyó totalmente el pueblo de Paulo y mató a cientos de huallacanes.

Cuando preparaba una gran expedición para conquista a los collas del Lago Titicaca y los cusqueños se encontraba en una fiesta religiosa, estalló la gran rebelión de los cuntis que ingresaron sorpresivamente al Cusco y mataron muchos hombres entre ellos al Sapa Inca, que fue encontrado escondido en el Intiancha. Un súbita tempestad salvó a los incas de una desgracia mayor; los cuntis se retiraron presagiando la furia de los dioses. Los chancas aprovecharon el desconcierto y la debilidad de los cusqueños e invadieron nuevamente a los quichuas de Apurímac, avanzando peligrosamente hacia tierras incas.

Ante la muerte del Sapa Inca, y sin un sucesor oficial, los nobles orejones nombraron a Huiracocha como nuevo soberano. Yahuar Huaca no tuvo tiempo para hacer su propia palacio, pero sus hijos formaron el ayllu real Aucaylli Panaca, cuidaron su mallqui y guardaron memoria de su gobierno.

INCA ROCA

El Inca Inca Roca

Un golpe de estado organizado por los Hanan Cusco llevó al poder a Inca Roca, quien permitió que un jefe de Hurin Cusco sea el máximo sacerdote del Sol, con el título de Willac Umu; mientras él, como jefe de los Hanan, tomaba el control de los asuntos políticos y militares del reino. El etnohistoriador Waldemar Espinoza, sostiene que con esta reforma Inca Roca solo restauraba la antigua diarquía que caracterizaba a sus ancestros de Taipicala-Tiahuanaco; es decir, dos jefes gobernarían el Cusco con funciones separadas, pero complementarias.

Para consolidarse en el poder Inca Roca emprendió campañas de represión contra los mascas y pinaguas que no reconocían al nuevo régimen. Después de esto, mandó construir su residencia de gobierno en la parte alta de la ciudad, algo que en adelante todos los soberanos lo hicieron al asumir el gobierno. Se preocupó por mejorar la vida de los cusqueños, canalizó el río Huatanay y construyó una red de abastecimiento de agua para los cuatro barrios del Cusco. También fundó el Yachayhuasi o Casa del Saber, donde los jóvénes nobles eran preparados en todos los conocimientos necesarios para la administración y gobierno.

Durante su reinado estalló la primera guerra contra los chancas cuando estos invadieron las tierras de la etnia Quichua, aliada de los Incas. Los cusqueños lograron derrotarlos y expulsarlos de la región, gracias a la ayuda de guerrero Canas y Canchis. Después de esto envió una expedición a la ceja de selva (Antisuyo) consiguiendo sus primeras chacras de coca, planta importante para los grandes rituales.

Se casó con Cusi Chimbo , llamada también Mama Micay, princesa de la etnia Huallacán (de Yucay), y de esta unión nació Titu Cusi Huallpa. El pequeño fue raptado por orden del rey de los ayarmacas, Tocay Capac, quien iba matarlo pero al ver que el niño derramaba lágrimas de sangre, desistió de su plan. Un año estuvo cautivo Titu Cusi Huallpa, hasta que secretamente una princesa llamada Chimbo Oma lo devolvió al Cusco causando una gran alegría entre los incas que en adelante llamaron al príncipe, Yahuar Huaca (el que llora sangre). Después de varios años de hostilidades la paz se reestableció con un doble matrimonio. Inca Roca permitió que su hija Curi Ocllo case con Tocay Cápac, y éste aceptó que su hija Mama Chiquia se comprometa con el joven Yahuar Huaca.

El reinado de Inca Roca se caraterizó por sus reformas políticas, las exitosas incursiones bélicas y las obras de infraestructura para el Cusco. El primer soberano de los Hanan Cusco murió dejando muchos hijos que se agruparon en el ayllu de Vicaquirao Panaca.